lunes, 17 de febrero de 2014

Junot Díaz: “La mejor manera de acelerar la revolución feminista es trazando mapas precisos del infierno que es el patriarcado”.

Foto: GettyImages.com
Junot Díaz es de esos autores que escribe de una manera tan fiel a la realidad, que puede llegar a sorprendernos. En el caso de su nuevo libro, “Así es como la pierdes”, lo logra de dos maneras: mostrándonos cómo somos los dominicanos y cómo nos ven los demás. Sin duda, una buena razón para preguntarle acerca de esas realidades culturales que arrastramos y que, a propósito o no, están presentes en su libro. 

Confiesa: ¿El hecho de no clasificar tu propio libro como una novela o como un libro de relatos es intencional?
Claro que sí. Para mí que el lector participe decidiendo cuál es el género del libro es importante. Le da derecho de propiedad sobre el libro, le da la oportunidad de elegir y me releva de tomar esa decisión. Mientras más poder pueda delegar como autor es mejor, pienso.    
Y como género, ¿cuál gana tu preferencia?
Ambos son hermosos. Ambos son estrategia. He tratado de dar lo mejor de mí en ambas técnicas. El favoritismo en este aspecto está fuera de lugar. 
Actualmente en República Dominicana las mujeres se están abanderando en contra del machismo. Entonces, ¿por qué escribir un libro que refleja esa triste realidad?
En este libro hay más que machismo. Está la comunidad y la familia, las terribles decisiones y el cáncer, y sobre todo está la aspiración de hacerlo mejor. Quizás si hubiera querido escribir una pieza para espectáculo, o competir por un puesto político, podría querer esconder los retos que todos enfrentamos en nuestra sociedad, pero ¿cómo se pueden mejorar las cosas si evadimos la gravedad del problema? Entiendo que la mejor manera de acelerar la revolución feminista es trazando mapas, mapas precisos, del infierno que es el patriarcado.

El sexo está tan presente en este libro que es difícil no preguntar: ¿Los hombres solo ven a las mujeres de manera horizontal?
Creo que nuestra sociedad entrena a muchos hombres para ver a las mujeres primero a través de un lente sexual. Tú y yo podemos mirar diez minutos de televisión dominicana o sentarnos en Blue Mall durante media hora y lo que estoy diciendo se hará evidente por todos lados. Es un problema masculino pero fundamentalmente es un asunto de la sociedad. Todos jugamos un rol en mantener este adefesio con vida. De mi punto de vista: el hombre que practica esta visión miope que reduce a la mujer a un objeto sexual distorsiona la propia humanidad del hombre al hacerlo con la humanidad femenina. En mi opinión y en los argumentos de mis libros la única manera cierta de cómo un hombre se hace humano es si abandona su visión sexista del mundo. Cosa nada fácil de hacer para muchos: renunciar a sus mitos medulares sobre sexo y género, sobre el mundo. No es fácil pero es necesario.   
Aparte del machismo, la discriminación y el racismo son muy evidentes en este libro. En tu opinión, ¿ha aumentado o disminuido esta situación para la diáspora dominicana en Estados Unidos?
Debo recordar al lector que este libro es mucho más que eso. Es fundamentalmente un libro sobre la manera en cómo destruimos la mejor relación de nuestras vidas. Pero para responderte: tendrías que hacerle esa pregunta al sociólogo para tener una opinión profesional, con datos y números. Para mí, el arraigo del racismo no ha disminuido en nuestras sociedades, más bien ha adoptado formas más insidiosas. Cierto que la vida de muchos individuos ha mejorado mucho, ¿pero para nuestra comunidad como un todo? No lo creo. Una cosa es segura: nosotros los dominicanos nos parecemos mucho a los gringos: creemos que no hablamos nada sobre la raza pero en realidad hablamos de la raza todo el tiempo. Como artista consideré importante representar esa contradicción.    
Pregunta tonta: ¿Por qué si Yunior es un tipo inteligente y educado usa un lenguaje tan vulgar?
Yunior es un gran medio de contraste para el lector. Si vas a descartar a Yunior por unas pocas malas palabras, ¿eso dice más de Yunior o del lector? Nadie es perfecto. Con frecuencia es mejor practicar la compasión y lidiar con las limitaciones de los demás que utilizarlas como pretexto para rechazar a una persona. De todas formas, siempre vi a Yunior como un Calibán. “Tú me enseñaste el lenguaje, y mi ganancia en ello es que sé maldecirte” (cita al personaje de Shakespeare en La tempestad).

Pregunta cliché, pero obligada: ¿En qué se parecen Yunior y Junot?
Tenemos muchos parecidos. Pero una cosa nos diferencia: él no es yo y yo no soy él. No soy tan solitario como él ni he sufrido tantas heridas. Él es más valiente y más listo y está en mejor forma física que yo. Tenemos algún parecido familiar, pero nunca nadie lo confundiría conmigo.

Si “así es como la pierdes”, ¿cómo la ha perdido Junot?
Siempre de la misma forma. Por cobardía. Por suerte no soy quien solía ser.