Sherezade lo demostró hace años… ¡Sí, se puede vivir del cuento!
Foto: Ricardo Rojas |
Durante mil y una noches (¡casi tres años!), Sherezade
mantuvo cautivado al rey para salvar su vida y la de su familia, sin
imaginarse que hoy contar cuentos no salva vidas, pero sí permite mantener
una.
Tere Marichal y Georgina Lázaro -ambas de Puerto Rico-
viven del cuento (literalmente); y lo hacen con tanta gracia y pasión que han
dedicado casi la mitad de sus vidas a esta profesión. Al cuestionarles el
secreto para ser un buen contador de cuentos, las expertas en este arte lo
resumen en diez mandamientos.
Un contador debe:
- Creer lo que está contando. Si no es creíble para sí mismo, nadie más se lo va a creer.
- Gustarle lo que está contando.
- Mirar a la gente a los ojos. Cuando un contador no se atreve a mirar a los ojos al público, este último se da cuenta de que es inseguro, que está indefenso y que no sabe muy bien lo que tiene entre manos.
- Tener un gran vocabulario para poder dar matices -a través del tono, de la textura de la voz y de todo el movimiento del cuerpo- a eso que está contando.
- Entender que la imaginación es algo que se hace con la experiencia.
- Saber a qué edades lo hará. El hecho de ser humano no influye en que se tenga la imaginación como para percibir y desarrollar lo que está escuchando.
- Ser claro y honesto con lo que quiere contar. Si lo hace para recibir el aplauso (sin sentir pasión) mejor que ¡se quite! La pasión es la que hace y determina a un artista. Se vuelve una obsesión. Todo artista, al final, se vuelve obsesivo porque es lo que respira. El contador de cuentos debe ser así también.
- Conocer su cuerpo y así mismo.
- Observar mucho a la gente, porque es un buen chismoso. El buen chismoso cambia la voz y su tono, interpreta personajes y utiliza mucho la teatralidad; es por ello que cuando narra un chisme, te quedas lelo: “sigue…” “¿Y qué pasó después?” El contador de cuentos es un buen chismoso porque entiende que el cuento es una obra de arte. El hecho de contar es una obra de arte y se tiene que ver como tal. De lo contrario, sería como contar anécdotas.
- Ser una persona genuina y que realmente disfrute de contar porque esto no se resume en solo coger un libro y leer.
Empezaron…
Luego de terminar sus estudios de escenografía en
España, Tere se dio cuenta de que lo
suyo era escribir. Cuando regresa a Puerto Rico, empezó a escribirles y a
contarles cuentos tanto a niños como adultos.
Por insistencia de su esposo, Georgina envió uno de sus cuentos (“El flamboyán amarillo”) a una casa
editora a ver qué pasaba. ¡La casa editora lo aceptó y lo publicó! A partir de
ahí, empezó todo.
¿Cómo lo hacen?
Georgina lee porque le gusta moldear las palabras y le
gusta escribir en rimas. Su pasión está en lo escrito.
Tere lo hace de memoria, porque le encanta pararse
delante del público, aunque su pasión es escribir.
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