lunes, 30 de junio de 2014

Diego Sosa: “Al jefe no le gusta que la gente vuele sola”

Diego Sosa, conferencista internacional en el área de crecimiento personal y profesional, escritor, coach y consultor empresarial, decidió compartir sus conocimientos acerca de la relaciones interpersonales y la inteligencia emocional a través de “Migomismo II”, su décimo tercer libro.

Foto: Marvin Del Cid
Su libro tiene un nombre muy particular, ¿alguna razón en especial le hizo titularlo de esta manera?
El proyecto ‘Migomismo’ comienza con la inteligencia emocional, con la primera persona, la más importante en mi vida, porque todo el mundo quiere dominar a los demás. La idea es dominar mis reacciones, el “yo” como primera persona del centro de mi vida.

Según usted, este libro está escrito para todos los habitantes del planeta. ¿Qué encontrará quien lo adquiera?
Va a encontrar todo lo que son las relaciones humanas, que son tierra fértil para conflictos, son la parte interesante de la vida en sociedad. Encontrará las herramientas necesarias para manejar las relaciones, tanto en sus buenas como en sus malas, o sea que cuando haya conflictos encontrará cómo resolverlos. Estamos trabajando la empatía, encontrará experimentos que se han hecho últimamente para encontrar las neuronas espejo, tenemos un montón de cosas interesantes.

¿Alguna de las historias o de los personajes que aparecen en el libro son reales?
Hay muchas vivencias. No es digamos una historia verídica, pero todos los lugares que visitan los protagonistas en el norte de Alemania son lugares muy míos,  lugares que visito. Son reales puestos en una historia inventada.

O sea que también será un viaje geográfico…
¡Como todos mis libros! Es un libro conociendo también la parte geográfica, hay dos que fueron aquí en República Dominicana y estos últimos dos (Migomismo I y Migomismo II) son en lugares de Alemania donde vivo.

¿Por qué las personas necesitan ayuda para aumentar su EQ (Coeficiente de Inteligencia Emocional)?
Necesitamos ayuda porque las herramientas que se encuentran empíricamente hoy no las traemos de fábrica, relacionarnos con los demás es una cosa y relacionarnos bien es otra. Nosotros duramos como humanos 7 millones de años corriendo en el monte, saliendo al bosque a cazar, y en los últimos 2 mil años hemos tenido una vertiginosa evolución en lo que es la civilización. Anteriormente huíamos de un animal, hoy cuando encontramos a alguien que nos enfrenta tenemos que lograr solucionar el conflicto. Anteriormente nuestra inteligencia emocional nos decía: “Mata al perro”, “Mata al león”, “Corre y súbete en una mata”; hoy nuestra inteligencia emocional nos dice: “Al león que va en otro carro déjalo que se vaya solo”, “Déjalo que se estrelle solo”,  “No pelees con él porque fácilmente sales muriendo”, y así pasas la vida, pero para eso hay que entender cómo nuestro cerebro está programado para reaccionar. Es una herramienta que necesitamos, por eso necesitamos obligatoriamente que alguien nos diga cómo funciona y cómo hacer uso de ella.

¿Y qué tan beneficioso es aprender a manejar la inteligencia interpersonal?
Nos sirve para el área de las ventas, por ejemplo, el área de servicio. Nos sirve para relacionarnos con nuestros compañeros, con nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestra familia, con nuestros amigos, es la herramienta necesaria para crear relaciones buenas y eficientes, tanto en el área del dinero, o sea en el área profesional, como en el  área personal. Siempre digo que nos contratan en una empresa por nuestras aptitudes, o sea por nuestros conocimientos, pero nos despiden por nuestras actitudes, de ahí viene la inteligencia emocional, nuestro EQ, nuestro coeficiente emocional que nos lleva a relacionarnos con los demás de una forma. Aunque tengamos mucho conocimiento, si no logramos pasar esos conocimientos a resultados que se puedan medir, terminamos perdiendo el trabajo.

Y en ese sentido, ¿qué  usted recomienda: que la empresa se dedique a impartir cursos o que el empleado los busque por sí mismo?
Las dos cosas. Recomiendo más a la empresa porque es una filosofía de trabajo, una imagen corporativa. Cuando una persona va y toma un curso, multiplicarlo dentro de la empresa es muy difícil, pero cuando la empresa completa lo toma todos están a una, empujando hacia un mismo lugar, hacia un mismo tiempo. La empresa debe ser la base para todo lo otro.

En uno de sus capítulos enseña cómo tratar a las personas difíciles, ¿pero cómo esa persona descubre que es una de ellas?
La mayoría de las personas no quiere decirse: “Tengo responsabilidad de lo que me está pasando”, hay gente que cree que todos conspiran contra ella, todos son los difíciles. Yo digo que cuando una persona te dice que pareces un camello, no tendrías que preocuparte mucho, pero si tantos lo dicen hay que ir al espejo a ver si tienes una totuma. Cuando estamos esperando que los otros cambien, definitivamente nuestra vida no cambiará. Cuando trabajamos con personas difíciles, seguirán siendo difíciles a menos que ellos lo decidan, pero puedo hacer mi relación con ellos lo mejor posible o decidir no querer nada. Si es en lo profesional necesitaré algo que ver con ellos, puede ser un jefe, un compañero, un colaborador, un cliente, entonces tengo que ver cómo llevarme con ellos, cómo lograr lo mejor con ellos. No siempre se logra, muchas veces hay que salir corriendo y dejarlos.

¿Y cómo se le saca provecho a las diferencias?
Todos somos diferentes. Algunos son mejor para una cosa, otros para otra, debemos entender que no tenemos que saberlo todo sino conseguir que los que saben algo colaboren con nosotros. Hay gente que lo quiere saber todo y eso hace que cuando encuentra a alguien que sabe más, se bloquea. La idea es que cuando tengamos diferencias lograr que cada uno aporte lo que sabe para conseguir un mejor equipo y resultados mucho más eficientes y eficaces.

Pregunta tonta: Se nos ha enseñado que debemos separar lo profesional de lo personal, ¿entonces por qué se necesita tener relaciones afectivas en el trabajo?
Si paso ocho horas con una persona en el trabajo y solamente la veo como profesional, me estoy perdiendo una parte importante de ella. No digo que tengo que tener una relación afectiva con todos, la idea es que encuentre cómo es esa persona, cómo trata, cómo quiere ser tratada, para entonces tratarla como quiere, de esa forma logro conseguir lo mejor con esa persona y hacer que la empresa consiga lo mejor de todos en conjunto. Si solamente trato la parte profesional, posiblemente no tengamos la ayuda que necesitamos en un momento determinado. De esas relaciones afectivas sale una amistad fuera del trabajo, lo que no es recomendable es tener pareja porque ya se entra en un vínculo diferente que puede terminar afectando el trabajo.

Pero hay empresas que lo aprueban…
Hay empresas que lo aprueban, pero tratan de que estén en departamentos separados, porque por más que uno quiera, llevamos los problemas personales al trabajo, y una empresa no puede parar porque haya dos personas que, en su casa  o en su vida personal, tengan una discusión y después no quieran colaborar en la empresa o comiencen a meterle el pie al otro para que se caiga, porque me fue  infiel o porque no me trata como quiero.  A veces se termina la relación y termina la empresa teniendo problemas, por eso lo recomendable es separar esas personas en departamentos diferentes  para que  no afecte su trabajo.

Hay quienes son líderes naturales, ¿pero qué se necesita para ser uno muy bueno?
Lo de los líderes naturales es relativo. Hay gente que dice que nació líder, pero no  utilizó desde el principio las herramientas que hacen que se les reconozca como tal: la humildad, la sencillez, la afabilidad, el servirle a los demás, todas esas herramientas que detallo en el libro. Puede ser que una persona desde chiquito se dé cuenta o las vea en su casa y las comience a utilizar, por eso los otros lo toman como un líder. Hay líderes que son imponentes, que desde chiquito ves que todo el mundo los sigue por fuerza, porque le tienen miedo y esos cuando pasa un tiempo terminan en la cárcel o perdiéndolo todo. El liderazgo era solamente mientras podían ejercer poder sobre un grupo de personas. Entonces, líder no se nace se hace, lo que hay que buscar las herramientas que un líder tiene e imitarlas. Tomemos líderes religiosos, políticos que han muerto, que han llevado a un grupo de gente a convertir un país en algo diferente como lo fue Juan Pablo Duarte, Mahatma Gandhi, Dalai Lama, que buscan un objetivo y tienen un comportamiento que hace que nosotros digamos: “Ese es un líder”, no se impone, no es con dinero, sino con un ideal y con una forma de actuar.

Entonces esos que se imponen al final se convierten en  jefes…
Se convierten en jefes y terminan perdiéndolo todo. A la corta o a la larga terminan perdiéndolo todo porque la gente no los sigue. Terminan siendo un grupo que no consigue el máximo, porque cuando tenemos un jefe lo que hagamos es lo mínimo posible para mantener nuestro trabajo y los buenos talentos terminan yéndose de su lado, entonces se queda con lo que llamo “papagayos”, los que repiten lo que el jefe dice, para que el jefe esté contento, y no las águilas que pueden volar solas, que buscan otra orientación, consiguen otra visión para hacer las cosas de una manera diferente. Al jefe no le gusta que la gente vuele sola.

martes, 24 de junio de 2014

Emilia Pereyra: "Escribir historias verídicas tiene implícito un gran desafío"

Durante el asalto del corsario Francis Drake a Santo Domingo en 1586, se destruyeron los altares y ornamentos de la Catedral Primada de América, se robaron su campanario y se convirtieron sus capillas en prisiones. Después de 426 años, y en el mismo lugar, conversamos con la escritora y periodista Emilia Pereyra, quien recreó parte de lo que sucedió allí dentro y logró plasmarlo en su novela “El grito del tambor”, publicada bajo el sello editorial Alfaguara. 

Foto: Karla Khouri
Usted comenzó a escribir ficción después que descubrió que alguien leyó su diario personal, entonces, ¿por qué decide retomar las historias verídicas? 
Comencé a escribir el diario de seguro porque tenía una tendencia hacia la escritura. Fue como algo natural el escribir historias de ficción primero y luego hacer unos trabajos que se fundamentan en la realidad, que no dejan de tener elementos de ficción porque toda obra no deja de tenerlos. Creo que el tránsito se dio de una manera bastante natural y casi sin darme cuenta un paso fue llevándome hacia otro.

Confiese: ¿No será porque ya perdonó a esa persona?
(Risas) ¡Claro que sí! Ese fue un episodio de mi niñez que además me sirvió para algo muy hermoso: desarrollar una carrera literaria. Creo que tengo suficiente recompensa para sentirme bien con la escritura. 

Escribir una novela de ficción es de por sí un reto, ¿qué supone para su carrera de escritora una novela histórica? 
También escribir historias verídicas tiene implícito un gran desafío. En este caso, que se trata de una novela histórica, el reto es respetar la secuencia de los hechos, pero a la vez enriquecerlos tomando en cuenta que es una obra de creación literaria, trabajar con el lenguaje, con la profundización de los personajes y elaborar lo que digo que debe ser una gran metáfora de la realidad. Pienso que ese fue el gran desafío, no hacer un reportaje o una historia, sino una versión literaria de esos hechos. Ese era el gran reto y yo espero haberlo cumplido. 

Como usted ha dicho “El grito del tambor” es una novela histórica, pero también tiene algunos personajes de ficción, ¿cree usted que el lector notará la diferencia?
Bueno, pienso que si alguien la lee sin haber leído ninguna de las entrevistas en las que toco algunos de esos personajes de ficción, no se daría cuenta. Los personajes de ficción que hay son muy pocos, pero además pudieron existir perfectamente. Creo que se expresan, conducen y piensan de acuerdo al contexto histórico, no sería fácil descubrirlos.

También ha comentado que la novela se basa en hechos reales documentados, ¿podría confirmar si Francis Drake realmente estaba enamorado de la Reina de Inglaterra?
Hay indicios de que sí. En todo lo que pude indagar de Drake encontraba una gran deferencia, una suerte de fidelidad extrema hacia la figura de la reina, entonces fue un poco aderezar, imaginar o suponer que podría haber un nivel de atracción hacia la reina porque ella no le llevaba muchos años y como tu sabes, el poder seduce (risas).

Usted ha dicho que como país no hemos aprendido mucho de las lecciones del pasado. ¿Cree en la frase que reza: “El pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla”? 
Sí, se tiende a repetir constantemente. Lo penoso es que aun conociéndola, en muchas ocasiones, hay una tendencia de los pueblos a repetir errores. Parece que los seres humanos necesitamos sufrir en carne propia los episodios desgarradores, la desazón… Pienso que, efectivamente, hay personas que sí aprenden de las lecciones del pasado aunque no las hayan vivido y las toman en cuenta para no repetir, pero esas son las menos; la mayor parte de las personas vive el día a día sin reparar mucho en lo que les ha sucedido a otros, esa es la realidad, sobre todo en ámbitos tropicales que nos entretenemos con muchas cosas.

Y ya que estamos en la Catedral, ¿que se siente estar en un lugar que fue parte de su historia? 
Me siento como si volviera atrás, a esos momentos en que estaba trabajando con la novela, que fueron para mí muy gratos porque disfruté mucho ese proceso creativo y aprendí mucho. Parte del aprendizaje era hasta fijarme en cada una de las columnas y de las capillas, las formas, darme cuenta de que este piso lo habían cambiado y de cuáles han sido los procesos de restauración que ha experimentado la Catedral, o sea que aquí me siento como en mis aguas, me siento muy bien (risas). 

lunes, 16 de junio de 2014

Cine a partir de la literatura (I)

En toda discusión de cine y literatura no faltan las comparaciones entre libros y películas. "¿Cuál ha retratado o capturado de manera fehaciente la esencia de una historia?", "¿Cuál ha impactado al lector o al público?", "¿Cuál es mejor?", son algunas de las preguntas que se suscitan en estos debates. Y es que, a lo largo de la historia del séptimo arte, este ha tomado a las letras como su referente o fuente de inspiración, mientras la literatura se ha valido de la pantalla para promocionarse y llegar a un público más amplio. 

Ambas son artes que siempre se mantendrán muy unidas, pues una complementa o se sirve de la otra y viceversa. Sin embargo, cada autor -tanto de cine como de literatura- tiene sus fórmulas para lograr su principal objetivo: atrapar al público. A partir de ese momento comienzan sus diferencias; las letras deben describir las imágenes y las películas lo contrario. Así lo considera el crítico de cine dominicano Félix Manuel Lora, quien realizó un repaso de cuáles podrían haber sido los libros cuya adaptación cinematográfica retrata muy bien el espíritu de la novela.

"El nombre de la rosa" de Umberto Eco fue llevada al cine en 1986 por Jean-Jacques Annaud. La novela es muy compleja, tiene muchos pasajes y pistas, propio de las historias de este autor. Pero Annaud pudo resumir  el contexto de la novela y convertirla en una película de misterio e investigación policial. El resultado fue magnífico. El público entendió muy bien de qué se trataba. Resumir esa compleja novela a lo que es el lenguaje cinematográfico fue extraordinario.

“El amante” de Margarita Duras fue adaptada por Jean-Jacques Annaud. Su director pudo retratar la atmósfera y el ambiente del espíritu de la novela con una calidad estética y expositiva muy buena.

“El beso de la mujer araña”, escrita por Manuel Puig y dirigida por Héctor Babenco, es una novela que habla de la represión contextualizada en una cárcel. Esta historia refleja cómo dos hombres tienen que sobrevivir y cómo se compenetran sentimentalmente. Es una crítica social interesante. Los actores tuvieron un acercamiento, un histrionismo y una interpretación cinematográfica excelente. 

Robert Polanski adaptó la novela “El pianista”, basada en el libro que escribió W. Szpilman, con la actuación de Adrien Brody. El contexto de la guerra y todo lo que sufre el protagonista es visualmente un canto a la libertad, al deseo de libertad de cualquier ser humano cuando se encuentra en una situación de conflicto.

Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso, adapta en 1960 la novela “Psychosis” de Robert Bloch. Se trata de un asesino que se encuentra en un motel. Esta historia muestra cómo asesina a una chica y todo lo que desencadena esta situación. Hitchcock supo muy bien cómo manejar el tema del suspenso. Fue un rompimiento en el esquema de cómo se hacían las películas en ese entonces.

La novela mexicana “Como agua para chocolate”, escrita por Laura Esquivel, fue llevada al cine por su entonces esposo Alfonso Arau. La novela es exquisita, porque trabaja con la idiosincrasia y una manera asombrosa de ligar la gastronomía con las pasiones humanas. En la novela se ve muy bien, pero cuando se aprecia en la adaptación cinematográfica, de manera visual, es maravillosa. Es para Lora una de las mejores adaptaciones en materia de novelas latinoamericanas llevadas a la pantalla.

En esta lista no podía faltar la famosa novela de Truman Capote “Desayuno en Tiffany”, llevada al cine en 1961 por Blake Edwards, con una preciosa Audrey Hepburn. La película tiene su magia.

Una novela de Ken Kessey llevada a la pantalla por Milos Forman es “Atrapado sin salida” o “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Habla sobre la discriminación social, en el contexto de un manicomio. Fue la película que lanzó a Jack Nicholson como un actor de carácter. Esa atmósfera, que consigue Milos Forman en el sanatorio de enfermos mentales, es una analogía de la sociedad, está muy bien reflejada en este filme que ganó el Oscar por mejor dirección, mejor actor, mejor actriz, mejor guión y mejor película.

Una novela de Ernest Hemingway, “Las nieves del Kilimanjaro”, en la que Henry King llevó la batuta y le confió el papel protagónico a Gregory Peck en esta obra excepcional.

Otra novela de Harper Lee, “Matar a un ruiseñor”, fue dirigida por Robert Mulligan, quien también confió en Gregory Peck para protagonizar la película. Es una adaptación cinematográfica donde la novela se crece.

De la novela “Mujercitas” de Louisa May Alcott, se han hecho muchas versiones. En el cine pueden encontrarse las adaptaciones de 1949 con June Allyson, y la de 1994 (más reciente) con Winona Ryder.

Elaine Morgan escribió la famosa novela “Eva al desnudo”, llevada a la pantalla por Joseph Mankiewicz y protagonizada por Bette Davis, quien todo lo que hacía era maravilloso.

En la parte rusa, León Tolstói escribió “La guerra y la Paz”, de la que se han hecho varias versiones. La más famosa es la de King Vidor, quien dirigió a Henry Fonda, Audrey Hepburn y Mel Ferrer. Es una novela compleja y larga. Poder adaptar esa complejidad de texto a la pantalla fue una labor excepcional. Se pudo discriminar muchas de las cosas esenciales y lograr una buena película.

Stanley Kubrick adapta en 1962 la novela de Vladimir Nabokov, “Lolita”, que es un clásico del cine. Es increíble cómo Kubrick, con esa sensibilidad y esa medida milimétrica, pudo establecer una relación entre un hombre adulto y una niña que empezaba a florecer y a descubrir el mundo que los rodeaba, el mundo de la pasión. Sin caer en el voyerismo en sí, es una película con mucha sensualidad.

lunes, 9 de junio de 2014

Federico Jovine Rijo: "Confío en que habrá otras historias sobre el Everest".

En 2011 se convirtió en uno de los tres dominicanos que subieron al Monte Everest a colocar la bandera de República Dominicana, convirtiéndola en la número 54 de todo el mundo que corona la cima y la octava de América Latina y el Caribe. El libro de esta travesía (“Soñando el Everest”) lo terminó de escribir a finales de octubre de ese año y el ejemplar de muestra, diagramado, con fotos, impreso para prueba de color, estuvo listo expresamente el 6 de diciembre, un día antes de proponerle a Ana Pimentel que le acompañara a escalar una cima en la que, según sus palabras, nunca se deja de ascender: el matrimonio.
Foto: Karla Khouri

Confiesa Federico: ¿Qué tanto soñaste el Everest que terminaste escribiendo un libro sobre él? 
Mucho. Cuando bajé de la montaña, la traje en mi memoria. La montaña me había marcado para siempre. Esos silencios, esos minutos eternos, el dejo de eternidad que había en cada lugar al que dirigieras la mirada… No había pensado escribir la historia, me gusta quedarme con los recuerdos de mis viajes para mí. Sin embargo, el tiempo demostró que sería inevitable que cuando llegara a un lugar te pregunten: “¿Tú eres de los que fueron al Everest?” y, cuando dices que sí, te hacen tantas preguntas que te das cuenta de que la gente está ávida de saber, deseosa de conocer qué pasó en el viaje, cómo fue, en definitiva, los detalles y creo que tienen derecho a saberlo.

Pregunta indiscreta: ¿Cómo es que siendo el único que no llegó a la cima, eres el primero (quizás el único) en narrar la experiencia a través de un libro? 
Quizás porque hasta ahora soy el único escritor del grupo. En todo caso, espero que no sea así por mucho tiempo. Confío en que habrá otras historias sobre el Everest. Cada uno de mis compañeros tiene su particular visión de la experiencia y, en definitiva, la suma de todas ellas enriquecerá nuestro testimonio.

¿Por qué te involucraste en la creación de “Soñando el Everest”? 
La idea surgió una tarde cuando me dije: “Debo escribir un libro”, y en eso me quedé pensado un par de semanas. No podía hablar de un viaje al Everest sin hablar de la montaña, del alpinismo, de su contexto, de nuestras experiencias anteriores. Eran muchas las historias y detalles que había que contar antes de siquiera intentar hablar del Monte Everest. Este libro, indirectamente, intenta ser un compendio de conocimientos montañeros indispensables para entender la dinámica de un viaje de esta envergadura. Es un testimonio de agradecimiento a todos los compañeros con quienes he tenido el privilegio de viajar y recorrer sendas y caminos.

Durante el proceso de creación, ¿recibiste ayuda de tus compañeros Karim Gómez e Iván Mella? 
Recibí de ellos, al igual que del Dr. Julio De Peña, Iván Herrera, Tabaré Blanchard, Juvenal Brenes y Miguel José Moya, las fotografías e insumos necesarios para el concepto editorial que tenía en mente. Sin la ayuda de ellos, ni la historia, ni el libro habría sido posible.

Cinco capítulos fueron necesarios para detallar la experiencia de subir a la montaña más alta del mundo, ¿cuántos crees que serán necesarios cuando repitas la experiencia? 
Quién sabe, solo el tiempo lo dirá.


Sobre la película "La Montaña"



En 2013 se estrenó la película que narra la primera expedición dominicana en llegar a la cima del Monte Everest. Un filme motivacional que captura a los expedicionarios Iván Gómez, Federico Jovine y Karim Mella de camino a poner su amada bandera dominicana en el lugar mas alto, e inspirando a una nueva generación de aventureros en los lugares menos esperados.
Filmado en locaciones de Nepal y República Dominicana.
Dirigido por Taba Blanchard, con música original de Pavel Núñez.
Co-dirigido por Iván Herrera.
Productores Ejecutivos Marco Herrera y Laura Castellanos

lunes, 2 de junio de 2014

Ligia Minaya: "El erotismo es como caminar en el filo de una navaja"

Durante un año Ligia Minaya fue fiscal en San Pedro de Macorís, República Dominicana, tiempo suficiente para enamorarse de su cultura y conocer “La Arena”, un barrio de prostíbulos muy caros y reconocidos en el que ubica gran parte de su novela “Mariposa de Arena”.

Foto: Diario Libre

Tardó usted 18 años en publicar el primer libro que escribió, ¿qué le impidió hacerlo antes?
Fue mi primera novela, como tiene muchos personajes me llevó mucho tiempo construirla. La fui dejando y variando hasta que dije: “Bueno, la voy a publicar”, como quien dice para salir de ella.

¿Entonces los demás libros no fueron tan complicados como este? 
Los libros me llevan tres años escribirlos, porque luego de que los escribo los dejo descansando y vuelvo y los leo. Todo el que lee lo que ha escrito remodela las cosas porque piensa que debió poner esto o quitar aquello. Después de publicarlo es peor porque ya está publicado, por eso no leo seguido lo que publico porque me da miedo ver que he cometido algún error, que me faltó algo por decir, que dije algo de más.

En una entrevista que leí, usted dijo que no quería morir sin publicarlo antes. ¿Alguna razón en especial? 
Bueno, ya tengo 71 años y no sé cuándo Papa Dios me va a cerrar los ojos. Lo releí y remodelé algunas cosas, y gracias al Ministerio de Cultura me lo publicaron.

“Mariposa de Arena” narra el reencuentro de dos amigas luego de 30 años sin verse. ¿Ha tenido usted una experiencia similar? 
Sí, hace poco estuve en California y allí me reencontré con una amiga de infancia, de Moca, que tenía 50 años de no verla. Naturalmente no tiene nada que ver con la novela porque en la novela son dos personajes inventados por mí, pero me da mucho gusto encontrarme con amigas de mucho tiempo.

Pregunta indiscreta: ¿Usted llegó a frecuentar La Arena? 
Fui después, pero ya no era lo mismo. Me pasé una mañana entera bajo una mata de mango con un grupo de mujeres que habían sido prostitutas, que se veía que eran bellísimas, pero ya no lo eran porque eran muy mayores. Hay una en la novela que se llama Carmen Catarey, una mujer excepcional, fue amante de un abogado de mucho prestigio de la capital, tenía parte de su personalidad muy distinguida, hablaba muy bien, sabía de vinos pero cuando se bebía par de tragos... Conocí a Carmen, una mujer que me agradó muchísimo y ese es un personaje también clave en la novela.

El erotismo está presente en este libro, ¿cree usted que en un país como RD, donde aún existen tabúes y prejuicios acerca del sexo, sea bien recibido? 
Sí, el erotismo es muy delicado porque cualquier paso en falso que das caes en la pornografía. El erotismo es como caminar en el filo de una navaja. Yo lo mezclo con sabores, olores, con el tacto, con sonido porque eso es el erotismo, el olor de un cuerpo en una piel suave, un sabor que tenga un beso. 

Sinopsis de "Mariposa de Arena"

Amigas de infancia, compañeras de colegio, una nacida en Moca y otra en San Pedro de Macorís, se vuelven a encontrar cuando Lucía va a vender la finca de su padre y la compradora resulta ser Crisálida, aquella amiga cuyo recuerdo la persiguió por tantos años y no sabía cómo ni dónde encontrar.