lunes, 16 de junio de 2014

Cine a partir de la literatura (I)

En toda discusión de cine y literatura no faltan las comparaciones entre libros y películas. "¿Cuál ha retratado o capturado de manera fehaciente la esencia de una historia?", "¿Cuál ha impactado al lector o al público?", "¿Cuál es mejor?", son algunas de las preguntas que se suscitan en estos debates. Y es que, a lo largo de la historia del séptimo arte, este ha tomado a las letras como su referente o fuente de inspiración, mientras la literatura se ha valido de la pantalla para promocionarse y llegar a un público más amplio. 

Ambas son artes que siempre se mantendrán muy unidas, pues una complementa o se sirve de la otra y viceversa. Sin embargo, cada autor -tanto de cine como de literatura- tiene sus fórmulas para lograr su principal objetivo: atrapar al público. A partir de ese momento comienzan sus diferencias; las letras deben describir las imágenes y las películas lo contrario. Así lo considera el crítico de cine dominicano Félix Manuel Lora, quien realizó un repaso de cuáles podrían haber sido los libros cuya adaptación cinematográfica retrata muy bien el espíritu de la novela.

"El nombre de la rosa" de Umberto Eco fue llevada al cine en 1986 por Jean-Jacques Annaud. La novela es muy compleja, tiene muchos pasajes y pistas, propio de las historias de este autor. Pero Annaud pudo resumir  el contexto de la novela y convertirla en una película de misterio e investigación policial. El resultado fue magnífico. El público entendió muy bien de qué se trataba. Resumir esa compleja novela a lo que es el lenguaje cinematográfico fue extraordinario.

“El amante” de Margarita Duras fue adaptada por Jean-Jacques Annaud. Su director pudo retratar la atmósfera y el ambiente del espíritu de la novela con una calidad estética y expositiva muy buena.

“El beso de la mujer araña”, escrita por Manuel Puig y dirigida por Héctor Babenco, es una novela que habla de la represión contextualizada en una cárcel. Esta historia refleja cómo dos hombres tienen que sobrevivir y cómo se compenetran sentimentalmente. Es una crítica social interesante. Los actores tuvieron un acercamiento, un histrionismo y una interpretación cinematográfica excelente. 

Robert Polanski adaptó la novela “El pianista”, basada en el libro que escribió W. Szpilman, con la actuación de Adrien Brody. El contexto de la guerra y todo lo que sufre el protagonista es visualmente un canto a la libertad, al deseo de libertad de cualquier ser humano cuando se encuentra en una situación de conflicto.

Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso, adapta en 1960 la novela “Psychosis” de Robert Bloch. Se trata de un asesino que se encuentra en un motel. Esta historia muestra cómo asesina a una chica y todo lo que desencadena esta situación. Hitchcock supo muy bien cómo manejar el tema del suspenso. Fue un rompimiento en el esquema de cómo se hacían las películas en ese entonces.

La novela mexicana “Como agua para chocolate”, escrita por Laura Esquivel, fue llevada al cine por su entonces esposo Alfonso Arau. La novela es exquisita, porque trabaja con la idiosincrasia y una manera asombrosa de ligar la gastronomía con las pasiones humanas. En la novela se ve muy bien, pero cuando se aprecia en la adaptación cinematográfica, de manera visual, es maravillosa. Es para Lora una de las mejores adaptaciones en materia de novelas latinoamericanas llevadas a la pantalla.

En esta lista no podía faltar la famosa novela de Truman Capote “Desayuno en Tiffany”, llevada al cine en 1961 por Blake Edwards, con una preciosa Audrey Hepburn. La película tiene su magia.

Una novela de Ken Kessey llevada a la pantalla por Milos Forman es “Atrapado sin salida” o “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Habla sobre la discriminación social, en el contexto de un manicomio. Fue la película que lanzó a Jack Nicholson como un actor de carácter. Esa atmósfera, que consigue Milos Forman en el sanatorio de enfermos mentales, es una analogía de la sociedad, está muy bien reflejada en este filme que ganó el Oscar por mejor dirección, mejor actor, mejor actriz, mejor guión y mejor película.

Una novela de Ernest Hemingway, “Las nieves del Kilimanjaro”, en la que Henry King llevó la batuta y le confió el papel protagónico a Gregory Peck en esta obra excepcional.

Otra novela de Harper Lee, “Matar a un ruiseñor”, fue dirigida por Robert Mulligan, quien también confió en Gregory Peck para protagonizar la película. Es una adaptación cinematográfica donde la novela se crece.

De la novela “Mujercitas” de Louisa May Alcott, se han hecho muchas versiones. En el cine pueden encontrarse las adaptaciones de 1949 con June Allyson, y la de 1994 (más reciente) con Winona Ryder.

Elaine Morgan escribió la famosa novela “Eva al desnudo”, llevada a la pantalla por Joseph Mankiewicz y protagonizada por Bette Davis, quien todo lo que hacía era maravilloso.

En la parte rusa, León Tolstói escribió “La guerra y la Paz”, de la que se han hecho varias versiones. La más famosa es la de King Vidor, quien dirigió a Henry Fonda, Audrey Hepburn y Mel Ferrer. Es una novela compleja y larga. Poder adaptar esa complejidad de texto a la pantalla fue una labor excepcional. Se pudo discriminar muchas de las cosas esenciales y lograr una buena película.

Stanley Kubrick adapta en 1962 la novela de Vladimir Nabokov, “Lolita”, que es un clásico del cine. Es increíble cómo Kubrick, con esa sensibilidad y esa medida milimétrica, pudo establecer una relación entre un hombre adulto y una niña que empezaba a florecer y a descubrir el mundo que los rodeaba, el mundo de la pasión. Sin caer en el voyerismo en sí, es una película con mucha sensualidad.

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