miércoles, 12 de diciembre de 2018

Jorge Volpi: "La literatura en cualquier formato... requiere profundidad y concentración"

Foto: Kelvin de la Cruz 
Conversar con un escritor siempre es una experiencia agradable, porque las preguntas tontas suelen recibir respuestas inteligentes o ingeniosas. Eso ha pasado justo con el escritor mexicano Jorge Volpi: el tiempo, insuficiente (10 minutos), voló entre Una novela criminal (obra ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2018 que presentará este martes en Cuesta Libros), el Internet, la política y el poder. Sin embargo, las palabras quedaron… por eso la escritura tiene un valor intangible. 
Algunos críticos han comparado su novela con A sangre fría, de Truman Capote. ¿Qué le parece la comparación? 
Es de inspiración, en alguna medida, igual que otras novelas sin ficción, utilizan un caso real, en este caso un asunto de secuestro en México, para construir una novela.
¿Cuánto tiempo le tomó a usted?
Tres años de investigación y escritura.
Usted es abogado. ¿Cómo compaginó su carrera con la novela?
Sí, yo estudié Derecho; pero hace mucho que no tenía que ver con el mundo de derecho y fue como regresar un poco. Tuve que revisar todo el expediente, que son unas 20 mil hojas, hice muchas entrevistas con los protagonistas y revisé todo el material que había sobre el caso.
La novela tiene unos 200 personajes…
Son muchísimos personajes reales. Si hubiese inventado una novela, no le pondría tantos personajes porque termina uno con confundirse un poco. Como aquí es basado en hechos reales, todos los personajes que tenían una parte importante en la historia, pues había que incluirlos.
¿Cómo calificaría su novela: ficción o no ficción?
Sin ficción, también le llamo novela documental, porque todo lo que se cuenta está basado en un expediente, en el testimonio de alguien o en una fuente confiable. La parte literaria es más bien la construcción del libro, darle el ritmo de una novela negra o policiaca.
¿No hay un poco de Agatha Christie por ahí?
Sí, exacto, se vuelve un poco de novela negra, aunque aquí más que tratar de descubrir al criminal como en una novela policiaca tradicional, aquí empieza la novela cuando la policía en teoría captura a unos criminales. La novela es más bien ir contando todo lo que hace la policía para tratar de inculparlos, cuando probablemente son inocentes.
¿Y es más fácil crear una novela a partir de esto o desde cero?
Pues no es más fácil o más difícil, es distinto por completo. En una novela normal uno usa la imaginación, uno puede llenar los vacíos con lo que se le va ocurriendo y uno va moldeando a sus personajes, aquí no. Aquí todo está hecho por la realidad o por los documentos y, entonces, el reto es más bien qué dejar, qué quitar, de qué manera ir entrelazando entre los distintos episodios, cómo con esos materiales periodísticos ir construyendo personajes que parezcan reales.
Si pudiera definir esta novela en una palabra, ¿cuál sería?
Para mí es mi novela mexicana. Es la novela en la que a través de este caso intento retratar a México.
¿Y cómo usted ve a México ahora?
Ahora, con un poco de esperanza. Tenemos un nuevo Gobierno desde hace dos días, pero el país está sumido en una ola de violencia y corrupción terrible. Entonces, el país va mal, pero ahora mismo hay ese atisbo de esperanza en el Gobierno de López Obrador.
¿Qué espera que suceda con la denuncia de su libro?
Ojalá eso contribuyera a que cambiara el sistema de justicia, a que el nuevo Gobierno haga transformaciones en el sistema de justicia para que sea independiente y transparente, que realmente funcione.
¿Haber ganado el Premio Alfaguara le da esa dimensión?
Sí, le da una dimensión mucho más amplia. Sin el premio seguramente no estaría yo aquí en Santo Domingo presentándolo. No hubiera sido un libro que se hubiese publicado sobre un caso que se vería muy local, pero creo que este libro tiene mucho parentesco con muchos lugares de América Latina, sobre cómo funciona la justicia en nuestros países, la intromisión de la política, ya que pasa constantemente en nuestros países, o la relación que hay a veces muy perversa con los medios de comunicación y el poder político.

¿Qué le parecen los premios? En el caso de Alfaguara ha premiado a muchos latinos, de hecho dice Andrés Neuman que hacen que los libros crucen el charco.
Pues sí, hacen que el libro pase algo que pasa muy poco: circule en todos los países de lengua española.
La gente suele percibir que el éxito del escritor está en ganar premios.
El éxito es muy relativo. Uno agradece los premios, porque permiten este tipo de cosas. Por ejemplo, permite que el libro tenga más lectores, pero no porque el premio en sí haga a un escritor mejor que otro.
Leí que justo hoy lanzaron un podcast del libro. ¿Cómo fue ese proceso?
Pues fue muy interesante. Alguien más hizo la adaptación, no yo. Son cuatro episodios de una hora, dramatizados por más de cincuenta actores participando en la reconstrucción de los hechos. Cada viernes estará saliendo un capítulo; el viernes pasado salió el primero que ya se puede consultar en Podium Podcast.
¿No le pareció extraño que decidieran resumir un libro con tantos personajes?
Siempre es extraño las adaptaciones que se hacen, también se hará serie de televisión más adelante. Son maneras distintas de enfocar el mismo caso basadas en el libro.
¿Qué opinión le merece la situación actual de las editoriales con el boom del Internet?
Creo que son mundos que conviven. Lo malo es que en América Latina seguimos con índices muy bajos de lectura. Ahora también se lee de otras maneras, en el Internet, en las redes, se lee de otra formas, pero esas formas casi siempre son breves y rápidas. La literatura en cualquier formato, en formato de libros, libros electrónicos, requiere profundidad y concentración.
¿Las redes sociales le han ayudado?
Yo solo tengo Twitter. Facebook no lo utilizo, porque no me gusta. Twitter sirve un poco para el debate, para saber qué cosas ocurren en otras partes.
Pérez-Reverte a veces se ve envuelto en situaciones. ¿Es su caso?
No, yo lo utilizo para casos más puntuales, para poner las cosas que escribo para el periódico Reforma, en México; y El País, en España, que suelen ser normalmente de política.
¿La ha abordado en sus libros?
Sí, el poder es uno de los temas que me interesa.
¿Por qué?
Pues no sé, creo que porque estudié Derecho. Supongo que desde ahí me interesó no solo el poder político, sino también el que se ejerce en las relaciones de pareja, relaciones familiares, relaciones de trabajo, en todos esos lugares donde hay poder me interesa analizarlos desde la literatura.
El Internet lo ha cambiado todo, incluyendo cómo se maneja el poder.
Exacto, ya lo vemos: tanto los que resisten el poder, como los que están en el poder, utilizan el internet.
¿Cómo ve ese panorama?
Siempre riesgoso y peligroso.
Las redes tumban gobiernos…
A veces, pero no muchas. Lo vimos con la Primavera Árabe, pero no es que después de eso en realidad sea tanta la fuerza de Internet a fin de cuentas.
Pero crean presión…
Sí, sobre ciertos temas, pero la presión a veces es muy pequeña, duran poco. Muy pocos escándalos duran unas pocas horas o días.
Una novela criminal, en palabras de Jorge Volpi 

Es una novela sin ficción que retrata un hecho criminal muy importante en México y en Francia; es un caso que tiene muchos elementos que pueden ser atractivos para un lector: tiene una historia de amor entre los dos supuestos secuestradores, un mexicano y una francesa; tiene una parte policiaca, de búsqueda justamente de verdad; una parte política, porque al ser ella francesa provocó un conflicto diplomático muy grave entre México y Francia, entre los presidentes Calderón y Sarkozy; tiene una parte de denuncia del sistema de justicia en México; y, además, detrás de todo hay una conspiración.

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