viernes, 27 de diciembre de 2013

Leonardo Valencia: "El momento de la lectura es ese encuentro entre un escritor que quiere responderse una pregunta y un lector que tiene la misma expectativa".


Foto: Yaniris López
El doctor ecuatoriano en Teoría de la Literatura por la Universidad Autónoma de Barcelona, autor de obras como "El desterrado" y "La luna nómada" y uno de los 39 escritores menores de 39 más destacados de América Latina, recientemente visitó República Dominicana para ofrecer la conferencia "El arte de la novela en la era de las nuevas tecnologías", por lo que aprovechamos su estadía para conversar acerca del futuro de este género literario.

En su conferencia dijo que el secreto de la novela es nacer y renacer, ¿en qué punto cree que se encuentra ahora? 
Permanentemente nace, muere y vuelve a nacer, o sea, está en un ciclo permanente de movimiento. Lo que pasa es que hay momentos de transformación, pero no se pueden medir; necesitamos de mucha perspectiva todavía para hacerlo. 

También hacía referencia a que la novela es viajera, ¿o sea que el papel es el equipaje que ha llevado esta? 
Lo ha llevado por muchos siglos, pero antes lo llevó el pergamino, lo llevó el papiro y ahora vendrán los lectores digitales, es un proceso de mutación. Tampoco sabemos hasta qué punto la tecnología digital seguirá guiando a la novela. Si llega a durar 100 o 200 años, el papel le habrá ganado. 

¿Se podría decir que la novela se encuentra en el mismo debate de la prensa?
No, es distinto. La novela necesita un tiempo largo de lectura y el periódico se lee rápidamente. Están muy hermanados porque, por ejemplo, cuando viene el proceso de imprenta también es cuando surge el diarismo masivo. El periodismo necesita captar la información más breve, la novela no. Entonces la situación del periodismo es más dramática porque la impresión es permanente y diaria. Creo que el periodismo es más radical; los periódicos van a desaparecer muy rápidamente.

Si la novela es democrática como explicó en su conferencia, ¿por qué la gente pareciera que le huye? 
La gente no le huye a la novela. Creo que hay muchos mitos porque a veces parecería que se estuviera esperando que la novela tuviera el mismo alcance mediático que la televisión y el cine, y no es así. Aun así se leen más novelas que antes. Lo que pasa es que la novela no es una, hay distintos géneros y cada tipo de lector tiene que encontrar el más cercano a él. Los lectores de novela suelen ser fieles, son grandes minorías pero siempre ha sido así. Cuando entras a una librería lo primero que encuentras son novelas, no están colocadas en un rincón; la poesía y los textos de teatro están en un rincón.

Coincidencialmente el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán dice que la calidad no está relacionada con la venta ni viceversa y que la gente no se concentra ya en nombres de autores sino en títulos.
Claro, eso nunca ha estado vinculado. Siempre habrá novelas muy exitosas y muy vendibles. Hay novelas para consumo masivo y rápido, y hay novelas para un público más exigente. A la novela no se le puede clasificar como "la novela", son "las novelas" porque tiene esta condición mutante, está siempre cambiando. Es muy traviesa la novela (risas), se te escapa.

¿Por qué eligió el paso del caracol por el pantano? 
Porque la novela, aunque está vinculada a nuestro tiempo, aunque se acerca a los lectores, aunque está vinculada a las tecnologías, también es pausa. O sea, una pausa para reflexionar, para crear arquitectura verbal, observar el mundo. Una de las virtudes del novelista es la paciencia, no se escriben novelas de un día para otro. Se necesitan meses y hasta años, por eso lo del paso del caracol por el pantano. Va tranquilito, pero va atravesando el mundo que le tocó. 

¿Y qué cree de los autores que publican un libro anualmente?
Bueno, responden a una dinámica específica. Está desde el autor que escribe porque tiene que vender, hasta los autores que tienen una adicción por la escritura, que no pueden estar sin escribir y entonces van publicando un libro anualmente. El asunto es qué tipo de autor quiere ser. No soy un autor de libros de un año, primero porque no podría escribir un libro cada año y segundo porque soy de la idea de que cada libro que uno escribe tiene que ser una aventura diferente... una nueva búsqueda, un nuevo paso. 

Entonces, ¿usted va perfeccionándose en el camino?
O voy para atrás (risas), uno nunca sabe. Para mí la escritura es una forma de conocimiento, no es solo coger y volcar una historia, sino tratar de explorar esa historia. Escribimos novelas porque a veces no encontramos un referente en el mundo que nos explique claramente ese tema que estamos tratando, sea el amor, la política, la traición, la amistad... El momento de la lectura es ese encuentro entre un escritor que quiere responderse una pregunta y un lector que tiene la misma expectativa y, ahí, en ese diálogo, se produce esa cosa maravillosa que es la literatura.

Y en su caso, ¿qué busca?
Hay un tema que me interesa mucho: entender la condición nómada de nuestra época. ¿Qué pasa con ese desplazamiento? ¿Dónde estamos? ¿En qué momento vivimos y cómo nos vamos adaptando a ese escenario? ¿De qué manera nuestra visión del mundo, nuestras expectativas, crean un mundo de ficción para poder sobrevivir a estos cambios? Esas son un poco las preguntas que están en mis libros y es un poco a lo que trato de acercarme desde distintos caminos y territorios.


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